lunes, 29 de agosto de 2016

(crítica) Snowpiercer

Vi la película y pensé ya en todo lo que podría escribir sobre ella.


Snowpiercer es una gran película que por momentos nos puede hacer acordar a Blade Runner, por momentos a The Shining o, por otros, a Mad Max; es tremendamente ambiciosa, aunque tiene algunas aristas algo descuidadas. Cubre mucho más temas de los que parecen verse a primera vista, y en cuanto la vi tuve la idea de empezar a escribir esto, críticas.

Durante las dos horas que dura me pregunté —y sigo preguntándome— qué es lo que pretende el director. Es raro, porque hace cosas que después no termina pero da la idea de que él lo quería así. Es una película en conjunto estrafalaria, con paletas que si las miráramos separadas no coincidirían para nada. Aunque a eso quiero llegar a lo último.

No leí la novela en la que está basada, pero la idea es cuanto menos curiosa: un tren donde vive lo que queda de la humanidad porque, en un fallido intento por terminar con el calentamiento global, se ha desatado una era del hielo donde si se sale al exterior se termina muerto. El que ideó el tren a cargo de todo, el típico rollo de las clases sociales y una burocracia extrema, la represión de los de delante a los que están atrás de todo (algo así como la clase menor), la rebelión, la lucha por el control del tren, en fin, no soy bueno para hacer sinopsis, así que copio a wikipedia.

"En un futuro distópico se realiza un experimento científico para contrarrestar el calentamiento global que tras fallar provoca una era glacial que acaba prácticamente con la población mundial. Los únicos supervivientes son los habitantes del "Snowpiercer": un ferrocarril extenso con un motor de duración ilimitada que circunvala el planeta entero a través de una vía férrea.

A raíz del desastre, el tren está dividido en dos clases: por un lado, la parte delantera integrada por la clase acomodada y con privilegios; por otro lado, la clase obrera y pobre, situada a la cola. Hastiados por su situación infrahumana, los ciudadanos de la cola deciden organizar una revolución social para hacerse con el control de la máquina."


Al principio de la película, me atrapó mucho la trama, la idea. Pero estuve a punto de dejarla a los veinte minutos por una simple razón: los diálogos. Simplemente es muy difícil creerse ciertas situaciones que son demasiado forzosas, sumado a algunas actuaciones que no están explotadas al máximo, dan como resultado algunas escenas que nos parecen tediosas y que se podrían haber resumido más, y no haber vendido tanto a los actores. Ojo, no digo que todos los diálogos están mal o son molestos, sino que no están completamente pulidos.
Desde la rebelión, cuando comienzan a avanzar a través del tren, es donde, para mí, Snowpiercer nos muestra lo mejor de sí; principalmente en su faceta artística. El diseño de los escenarios, ese micro mundo del tren, está muy bien logrado. Quizás las tomas de acción se dejan ver algo flojas, pero tienen algunos momentos muy bien llevados, como cuando se apagan las luces y se maneja la escena de manera excelente (pareciendo un videojuego), o ciertos slow motion que dejan ver mucho más que una simple pelea. Locura.

Sí, la locura es algo importante en el planteamiento de las escenas. Por eso me recuerda a Mad Max, en especial al reboot reciente. Personajes inverosímiles, situaciones inverosímiles, en un sentido bueno: la segunda al mando, el calvo que reparte huevos por todo el tren mientras sigue todo el quilombo (es tan genial como suena), el parate en el medio de una pelea a mano limpia por el año nuevo, el piso y la escena con la maestra (muy a lo Shining).
Tengo que reconocer que el último tramo de la película me dejó muy enganchado por saber la verdad, todo el tema de los mensajes que le mandan al protagonista principal, cuando conocemos más a fondo a nuestro héroe y vamos ya viendo el posible desenlace —que sí, podría haber sido más corto y sin la necesidad de explicar tanto— de la historia. Todo este tramo está verdaderamente bien y los últimos vagones por recorrer son los mejores estéticamente. Sólo en los últimos quince o veinte minutos cae un poco el nivel, con diálogos muy rebuscados —que alguien calle a ese antagonista, por deus— y situaciones ya a otro nivel de inverosimilitud que no hay forma de digerir (los niños) ni de creer.

Para terminar, personalmente Snowpiercer me agradó bastante, pero también me dio algo de enojo, porque comete algunos errores tontos que podrían haberla dejado a nivel de las películas que cité en la review. Te deja ciertas intrigas que darían para largos ensayos como sucede con The Shining y la trama padre-hijo, y creo que para nada se le hayan pasado por alto al director —a menos que el hombre de traje sea inmortal—, quizás en busca de eso mismo. El trabajo con el protagonista y su crecimiento a lo largo del film es verdaderamente genial —la metáfora del brazo me parece de obra maestra, nuestro personaje completa su ascenso—, y el antagonista (a lo Huxley) es perfecto para cerrar la trama y entender el por qué de todo y, más importante, creernos ahora sí el principio de la película.

No sé dónde ponerlo, pero amé completamente el piso de los últimos vagones, bien Kubrick.

Cambios

Sí, llegó Macri.

Por eso.


(risas)


En fin, hace tiempo que tenía ganas de escribir mi punto de vista sobre películas, novelas o series que veo, aunque no sean muchas, pero por lo menos para mantener activo esto. Creo que continuaré escribiendo mis cosas pero, como se nota por la poca actividad, en este momento prefiero recibir que hacer. Como tampoco veo mucho, es posible también que agregue opiniones sobre discos, ahí ya más en mi terreno.




Y nada, el comunicado es por si alguna puta casualidad algo ve algo viejo y dice "carajo, y qué hace la crítica a Avatar acá arriba?", aunque no mucha gente viene a estos páramos 2.0 pero por las dudas.

Ah, y probablemente no sea el mejor crítico pero al menos es algo.

Citando.

La sal
y el sol,
frío
y el agua,
que ya es hielo.