domingo, 24 de mayo de 2015

3 p.m.

Redactor consternado, muerto en la vida tan gloriosa del aquél, de los demás. Él puede hacer lo mismo —bueno, digamos que está dentro de su alcance— pero no, es una especie de resignación a ser feliz.

Humano, ser raro aquél. Escribe rápido para no atrasarse en sus otras tareas, pero no vive lo suficientemente rápido para no sufrir, para no morir, en definitiva, ser recto y preciso.

Con estos años, ya es difícil deshacer lo hecho y lo que viene se vuelve cada vez más predecible.

Ni sé lo que escribo, lo que hablo.







Pero qué loco que andabas! Naciste ayer y, sí, rápida fue tu trayectoria.
A la hora de nacer, a eso de las 4 de la mañana, escribiste tu primera novela. Algo soberbia (esperable de la adolescencia) pero con una profundidad irracional poca veces desarrollada en lengua escrita.
Terminando tus doce horas de vida, ya tenías ocho novelas en tu haber —incluyendo "Historias de sillas", lo mejor que he leído en estos largos 7 años (creo) de vida, sublime— y eras la voz de la generación, increíblemente conocido.
Hoy a la mañana conociste todo lo que querías saber, me lo hiciste saber mediante una llamada repentina. Las dos horas siguientes las usaste para escribir unos cuantos versos ambiciosos, pero tu cuerpo no resistió a más de las 11. Llamé y no atendió nadie, entré a tu departamento y te encontré muerto. Increíblemente joven e increíblemente canoso.
Es curioso todo lo que lograste, lo que fuiste. Quizás el único momento penoso que pasaste fueron las dos horas dedicadas a esos versos tan lúgubres, pero siempre pensando en la grandeza póstuma. Fuiste genial, asombro del ser, un gran fósforo en una noche donde las estrellas están demasiado lejos. Yo mismo estoy lejos, quizás sepa más que nadie, pero vivo en vano. Quizás vivo para mantener a la humanidad cuerda y fresca.

Quiero ser como vos, cobarde. Cobarde el mundo. Cobarde yo.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Rencor.

Hoy escribo en odio.





atar en minúscula a la literatura, matar esa libertad habsoluta que solo se da en las artes supremas, creerse más por seguir algunas pautas que incoherentemente admiramos porque sí. Todo esto pasó hoy, ayer y en el año que viene.







Bueno, en verdad vengo a dejar lo más suave que conozco para un café y un techo/pared al que mirar.















Enrique hoy no escribirá, como tampoco lo hizo ayer ni mañana. Son nombres corazón, todos son nombres gesticulador.

domingo, 10 de mayo de 2015

viernes, 1 de mayo de 2015

11:52 p.m. 01/05/2015 d.c. (y aunque no sepa lo que creo)

Huir. Encerrado en habitaciones que conozco demasiado bien, encerrado en el saber y en su opuesto. Demasiado humilde, demasiado egocéntrico.

Ojalá vean lo que siento

el amor, 
pesado más
que el aquél.
impulso 
vano, 
a donde no pertenezco.
sí, quizás el silencio 
ampara mi sol,
pero, quizás, 
nunca 
siquiera ardió.

el amor, 
doloroso más 
que el aquél.
solo, 
en el pánico 
de la letra ínfima.
pura cháchara, 
y ya sin el resguardo del anónimo.
expuesto 
en
movimientos falsos.

el amor, 
alegría
del alma tuya.
lo 
que buscas,
lo
que buscan.
yo
corro,
me escondo,
suelto.

amor,
veo
más
que nadie.
amor,
soy 
más 
que tuyo.

amor,
ojos para el dolor tienes.
amor,
tu piel derrite.

amor,
el aquél es tuyo.
esperanza,
solo mía. 

amor,
usted
siempre en andanzas.
típico 
de 
bravo domador.

amor,
respeto te tienen,
respeto te doy.

amor,
igual no sigo su camino.
aunque sienta
en mí
tu ambición.

amor,
nunca, 
nunca veré algo igual.


realidad.


amor,
nombre extraño
de aquél
al que veo, pero no creo.

veo lo que debería estar sintiendo dentro.