es increíble
pero solo los sábados
un viernes a la noche
entre el alcohol y demás cosas
me siento cómodo
porque sé que al mirarte
a los ojos
—tan negros que devuelven
mi expuesta cara—
te va a ser más difícil descifrarme
puedo no delatarme
puedo hablarte sin reparo
notar un pequeña mancha en el iris
servir mi pecho como almohada
mientras tomás un café en la YPF
de lo que hable
lo que te diga
no recordarás mucho luego
y yo tendré que volver a arrancar
el fin de semana siguiente