Supongo que tengo algo de tiempo para hablar, los siento
cerca, así que andaré de pocas palabras.
Solo me siguen por negarme a seguir trabajando en la
fábrica, por rehusarme a ser un siervo.
Ya camino a casa pude ver mi imagen en los hologramas públicos; incluso me vi a
mí mismo en la nube de zsimac mientras borraba los datos de mi cuenta y vida,
solo para evitar difamaciones.
Si no trabajás, no servís, vas a prisión y, bueno, morís.
Morir, ¿valdrá la pena tal sacrificio por un simple acto de rebeldía? Yo sé que
moriré, sé que vienen a por mí, sé que tengo el rastreador que viene junto con
el documento de identificación cerebral y que deben estar a un kB de distancia.
Sí, espacio suficiente para mandar a alguien a la muerte.
Los alcanzo a ver. Alguien diría que se sale vivo y se
vuelve muerto, yo ya salí muerto directamente. Empiezo a sentir algo, adiós.