sábado, 14 de noviembre de 2015

Tiempos Modernos 4/21

Sí, Francia, sí, el tiempo parece nunca transcurrir.

La vorágine humana, la maquina, el monstruo. Cuántos de nosotros pueden jactarse de llevar consigno ese noble estigma de nunca juzgar, de poseer la habilidad de la completa comprensión y ponerse en el lugar del otro? Es difícil, incluso a mí mismo en momentos repentinos, cuando salen a la luz los más puros sentimientos, me veo incapaz de reprimir la maquina juzgadora. De ahí nacen nuestros problemas, el origen de la mancha que debemos llevar con nosotros sólo por haber nacido homo sapiens.

Yo sufría, sufría demasiado por otro que no conocía pero sabía que la pasaba mal, sufría por los otros que nunca podría llegar a conocer. Alguien me dijo que no me podía preocupar, o por lo menos no tanto, ya que nada se podía hacer, y fui sucumbiendo al cínico lado de la indiferencia. Pero, además, no fue solo eso; el altruismo (obsesión máxima mía en esos días) es algo que cansa, ver que no cambias nada, que un simple número en reversa no hace la diferencia, ser un tigre de bengala fuera de su zoológico y hambriento —ya que no puede cazar por su pelaje, la maldición de la belleza—, te atrofia la mente y te deja postrado en una silla de escritorio. Escribiendo en vano, escuchando placeres que siquiera tiene ganas de recrear. Eso es morir señores, matar al soñador que se debe tener adentro.

Quizás sea involución, o evolución (siendo el anterior estadio suerte de paraíso), pero eso no importa, siquiera creo en ella.





la culpa no es de él
su familia murió
su tierra se perdió
está enojado

la culpa no es de ella
sólo por estar acá.





la gota de tu tibio ojo
cae en lagrima inmensa
oh, señor de la tapa
deja de llorar

de payaso andas hoy
pero no pareces sonreír

un lunar por la esperanza y fé en la vida
halo de hormigas por la simpleza de la muerte

hxmbrxs convergen en tu rostro
sixmprx atados a su destino.

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