lunes, 13 de octubre de 2014

Viernes

Lunes, 10 am; llevo una hora mirando la excelente distribución de mi habitación, sus paredes, perderse en un dedo.
El sol iluso quiere entrar, pero, preso de su intento, solo queda en ilusión.
Mi propio personaje se metió en mí mismo. No alcanzo a sentir ataduras a nada, perdí todas mis convicciones. La ventana vibra; me mira, la miro, pero no hay preguntas. Al menos impide la llegada del sol a esta lúgubre habitación.

Peces sueñan en la alcobas,
vacías en su soledad ínfima.

Quién dijo que es duro aprender? Nadie tiene razón en estos páramos.

Recién despierto, perdonen las palabras e ideas.

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