Hoy escribo en odio.
atar en minúscula a la literatura, matar esa libertad habsoluta que solo se da en las artes supremas, creerse más por seguir algunas pautas que incoherentemente admiramos porque sí. Todo esto pasó hoy, ayer y en el año que viene.
Bueno, en verdad vengo a dejar lo más suave que conozco para un café y un techo/pared al que mirar.
Enrique hoy no escribirá, como tampoco lo hizo ayer ni mañana. Son nombres corazón, todos son nombres gesticulador.
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