Me incorporé nuevamente al mundo moderno de los celulares y su compacta tecnología.
De lo que diga nada debe ser tomado muy en serio porque admito que soy parte de la generación tecnológica moderna, aunque prefiera las ahora estrafalarias computadoras a la antigua (bueno, no)
En tan solo 4 horas de uso, mi celular ya está repleto de aplicaciones, donde quizás la única realmente buena sea la aplicación que imita la lluvia. Pero, en fin, ya denoto los pasos que voy siguiendo en este tipo de consumidización, gozando de tener todo en este pequeño aparato, de tener a todos tan cerca y a la vez tan lejos. Tan lejos, dónde estaremos en una década, paseando por el lado de allá o abriéndonos a esta tercera posición distópica, honey?
Espero que esté todo bien escrito con este falso progreso estrafalariamente naranja.
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