jueves, 20 de noviembre de 2014

¿Qué pasa después de la medianoche?

Ey, yo no tengo respuestas. No me miren, o lo que sea que hagan ustedes con sus sentidos.

Bueno, seriamente hablando nadie tiene respuestas ni verdades, y si las llegara a haber solo son temporales, relativamente como yo.
Es que hay una extraña relación entre el tiempo y la desaparición de todo. Todo morimos y lentamente nuestro paso por el mundo se va olvidando, a menos que seamos un rey/genocida/demás cosas parecidas, obviamente. Caemos, caemos y caemos, ¿no es divertido cómo todos escapan al tema de la muerte y el olvido? Ni hablemos del anhelo, la esperanza de una inmortalidad divina, de las máximas búsquedas del humano, esa inmortalidad, el intento de trascendencia que tanto se quiere.

Sí, bastante coherente hasta ahora. Te felicito che.

Y ahí está, el volver a uno mismo, verse a uno mismo, ver el todo; la razón por la que no encuentro palabras para colocar acá, la razón por la que se me acaban las ideas. Y no, no es porque sea un vaciamiento cerebral, sino que es porque ese mundo no está atado a palabras, no está atado a nada (ejem, sentimientos che... well, you know). Búsqueda de traer elementos de ahí, hacia el lado de acá, por eso todo.

A las 00:30 a.m. no se me acorre nada más para agregar (y que sea coherente, extraño). Y este tipo va a ser físico, que se va a hacer che; buy one or two aliens, or a little bike. You know.

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