viernes, 27 de febrero de 2015

La primera amada.

Hoy, querida, puedo escribir emocionado. Hoy, luego de años, te encontré; ya conozco al primer amor de todo hombre, y de toda mujer.


Pocas noches uno puede salir y toparse con el amor, con la belleza absoluta, quedarse atónito frente a todo ese esplendor. Nada para decir, ni una palabra saldrá por mi boca esta noche, de eso estoy seguro.


Sí, hay que apreciar lo que se tiene al alcance, incluso puede que sea lo que buscamos. Claro, aunque sea una noche, aunque sea toda una vida. Solo está, ahí, mirándonos, esperando una simple coincidencia cómplice.


Brillas en la oscuridad del firmamento, y eso que siquiera puedes hacerlo por vos misma. Alumbras las noches, patrona de los amantes, y no pedís nada, nunca nada. Yo digo que estás bella como jamás podré volver a ver. Bella en el infinito, hermosa cada segundo, todo en el uno y uno sin nada. No existen palabras para tal descripción, perdón; inventen algo.


Señora, amada, hoy está hermosa. Para ustedes, miren el cielo, vean la luna.

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